Toros españa 2011

Sensacional debut de El Parralejo

Puerta grande para Juan del Álamo

Los novillos de El Parralejo, pura procedencia Fuente Ymbro, se erigieron, por su bravura y calidad, en los grandes protagonistas de la cuarta de abono de la Feria de la Magdalena, de Castellón (este).

Tres del encierro fueron extraordinarios y los otros tres con calidad y toreabilidad suficientes para cortarles las orejas.

Debut de nota alta de la divisa sevillana, que esta tarde hacía su debut en novillada picada en la capital de La Plana. De paso, salvaron la honra de la ganadería madre, que no embistió en la primera de feria, demostrando que en lo de criar bravo, dos y dos no siempre son cuatro.

Supo aprovechar las virtudes del encierro el salmantino Juan del Álamo, que abrió la puerta grande. Muy buena su faena a su primero, muy bravo, premiado con justicia con la vuelta al ruedo.

Estuvo muy bien con "Organillero", que así se llamaba, cuajándolo de principio a fin. Imprimió gusto y empaque sobre el pitón derecho y se rompió por abajo en el toreo al natural. Emocionó con manoletinas mirando al tendido y mató de una gran estocada. Dos orejas.


Pese a tener la puerta grande conquistada, lo dio todo ante el quinto, exigente y bravo, con el que cobró dos volteretas, resultando herido en el gemelo izquierdo. Sin mirarse, Del Álamo, volvió a la cara del novillo y lo toreó con firmeza por ambos pitones.

Pinchó reiteradamente con la espada y perdió otra oreja.


El tercero fue otro gran novillo. Lo lució López Simón en la larga distancia. Lo recibió de rodillas en el centro del ruedo con más de media docena de muletazos que emocionaron a la parroquia.

Faena con personalidad y buen gusto en ocasiones, arrebatada en otras, muy en novillero, para amarrar el triunfo. Mató de estocada pero la tardanza del toro en doblar dejó su premio en una oreja, pese a que el público pidió con fuerza la segunda.




El madrileño estuvo voluntarioso y dándolo todo ante el manejable sexto, de nuevo muy motivado, pero el fallo a espadas le dejó sin puerta grande.

Completaba la terna el francés Thomas Dufau, que no acabó de cuajar al noble primero, que derrochó calidad en sus embestidas. Espoleado por el éxito de sus compañeros, se fue a recibir al cuarto del festejo a portagayola.

Fue este otro animal encastado y repetidor y Dufau se mostró como un torero académico y con oficio. Tras una buena estocada logró tocar pelo por una labor fundamentada sobre el pitón derecho.