viernes, 9 de diciembre de 2011

Alzó el vuelo “El Cóndor de los Andes”

El maestro César Faraco

partió al paseíllo eterno





















Con su vuelo parsimonioso y la tranquilidad de sobrevolar la eternidad con la majestuosidad de su figura este jueves alzó su alas y decoró una vez más el azul cielo nacional El Cóndor de los Andes, el maestro César Faraco, torero de garbo y clase que cerró su faena en este mundo para unirse a los mejores que le esperan para incluirlo en los carteles de la eternidad.

Said Cárdenas
saidmoanack@gmail.com

Con la paciencia de un sabio en sus últimos años el maestro César en sus últimos años se dedicó de lleno a la dirección de la Fundación Escuela Taurina de San Cristóbal donde compartió las anécdotas más preciadas de su carrera como torero con un grupo de aficionados que posteriormente se convirtieron en su familia.
Son muchos los recuerdos que hoy viajan en la memoria de quienes tuvimos el honor de ser parte de su entrono de conversación, otros le recibieron como un integrante de sus familias y el pueblo del Táchira lo adoptó para siempre como ese hijo que escogió la tierra tachirense como suya para ser su última morada.














En su llegada de México a Venezuela sus amigos lo incluyeron en le cartel de inicio de la escuela taurina, proyecto ambicioso donde el maestro Faraco como buen formador de generaciones taurinas entregó toda su sapiencia para hacer de aspirantes e iniciados alumnos de la escuela lo torero que son hoy día.

Así como recibió con lances marcados por su suavidad a los toros que lo encumbraron al éxito, le entregó los valores más altos de la vida taurina a sus amigos, les dio la justa enseñanza para iniciar un duro camino en la profesión a sus oyentes, oriento aficionados y le dio la bienvenida a todos los que ansiosos se deleitaban con sus conversaciones sobre la vida en el toro.

Con el temple mágico de su muleta, esa misma que lo convirtió en la figura nacional llevó las riendas de la escuela, en su mando embebió a sus amigos en la flámula de la amistad, y estos no se apartaron jamás de ese vinculo de hermandad quienes por ese don tan especial que mereció en todo momento por su categoría y entrega.
Con la partida del maestro César Faraco se va uno de lo integrantes de la generación de oro de la torería nacional, la misma que hizo suya la temporada española, la única que se fraguó a sangre y pasión un puesto en ese duro escalafón.
El maestro Faraco ahora en el cartel celestial derrochara su garbo torero que puso al lado de las grandes figuras del mundo, deja de este lado terrenal un profundo vacio entre quienes lo hicieron parte de familia, los mismos que hoy en la profundidad del dolor le despiden con gran nostalgia y gratos recuerdos de humildad por ese don de gente que muy difícil puede alcanzar un ser humano, ese fue precisamente su traje de luces en la arena de la vida, de pureza y oro tal cual como fue el compartir los inolvidables e imborrables momentos al lado del Cóndor de los Andes, el maestro César Faraco.

Su legado

El maestro Faraco nació en Lagunillas de Mérida, muy joven partió a buscar rumbos como matador de toros que lo llevaron a recibir la alternativa en la Plaza de las Ventas de Madrid durante la Feria de San Isidro, es el único torero de la América Taurina que se ha doctorado en la Catedral del Toreo.


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