lunes, 13 de junio de 2011

Miguel Abellán:

"no es el percance más grave

pero sí el de más destrozos"



El torero Miguel Abellán, fue herido hace dos días en Las Ventas por un toro que le rompió desde la comisura del labio derecho hasta la barbilla, con pérdida de varias piezas dentales.









Eran las primeras palabras de Abellán con un medio informativo, ya que hasta ahora ha tenido "absolutamente prohibido hablar con nadie" para evitar que se le levanten los puntos -un total de treinta y siete, por dentro y por fuera de la boca-, además de que todavía tiene la zona anestesiada con cortisona para aliviar los dolores.

Pero el torero herido se encuentra "muy animado y agradecido a tantas personas que me están ayudando a salir para adelante, mi familia, los médicos, mi cuadrilla y muchos compañeros de profesión, muchísimos aficionados, y la prensa que sabe contar lo que ha pasado dándole la verdadera importancia que tiene".

"A todos, muchas gracias, y con la promesa de que no les voy a defraudar", precisó Abellán desde la cama, en la habitación 328 de la clínica madrileña "La Fraternidad" donde todavía convalece, pero ya con la mente puesta en el regreso a los ruedos.

"Mi idea es volver cuanto antes"










No quiero adelantarme a los planes de los médicos, pero voy a buscar con ahínco la reaparición, porque estar otra vez delante del toro es lo que me va a ayudar definitivamente para la recuperación total", insistió.

Los pasos a seguir una vez que reciba el alta hospitalaria, "que podría ser mañana mismo si todo sigue como hasta ahora, tan sorprendentemente favorable", los lleva en mente desde el mismo momento en que el doctor Máximo García Padrós le informó de la gravedad de la cornada".

Abellán recuerda que al despertar de la operación "don Máximo me pidió calma, porque el percance era bastante más fuerte de lo que parecía, y él ya sabía que yo iba a forzar la vuelta. Está bien, me dije en silencio. Aquí lo importante es que ha podido ser peor por la zona tan delicada por donde entró el pitón. Pero por fortuna, lo cuento. Y ahora que puedo hablar, lo digo: quiero torear".

"Porque, gracias a Dios, y a pesar de los destrozos, ya no corro ningún peligro. El ánimo lo tengo intacto. Así que de aquí, en cuento salga, a entrenar, a recuperar las fuerzas. Tengo que estar bien del todo lo antes posible. Quiero torear", comenta Abellán, enlazando las frases, sin esperar a las preguntas, y todas sobre la misma idea, la de vestir de nuevo el traje de luces.

Una preocupación que no oculta, la de lo dientes que ha perdido, aunque todavía su excelente estado de ánimo le lleva a bromear: "el toro me quitó varias piezas, aunque yo sigo estando de una pieza. Ahora, que no se me olvide, en cuanto pueda ingerir alimentos sólidos, me sentiré más fuerte. Ahí será cuando reaparezca".

Abellán fue sometido a primera hora de la tarde de hoy a un escáner que reflejó "buenos resultados", según la valoración del doctor Máximo García Padrós.

"La evolución de la herida va por buen camino. No han aparecido complicaciones ni ninguna lesión más en la boca. De modo que si todo transcurre así, dentro de la normalidad y según lo previsto, mañana podría tener el alta", precisó el médico.

Otra buena noticia que le han dado hoy los médicos al torero es que la reconstrucción de la boca resultó "un éxito", motivo por el que ya no habrá más "cirugía plástica".

Miguel Abellán resultó herido en la boca al recibir un pitonazo cuando entraba a matar a su primer toro en la corrida del pasado sábado en Las Ventas.


La Feria del Aniversario

Decepcionante

menos con Pinar

La Feria del Aniversario ya decía poco sobre el papel, con unos carteles muy flojos de toros y toreros, y así ha resultado, decepcionante e insufrible, con la excepción de un Rubén Pinar que se ha vuelto a reivindicar por agallas y ambición, por recursos y valor, reflejado todo ello en notables progresos.

Especial

La Tauromaquia

Muy bien Pinar con un toro de Javier Pérez-Tabernero, al que entendió a la perfección, cogiéndole la distancia, la velocidad y la altura, sobre todo al natural. Los mejores muletazos con diferencia de la feria, que le valió la que a la postre sería la única oreja del serial entre los toreros de a pié.

Y pudo haber redondeado un triunfo mayor en el siguiente si no llega a pinchar antes de la estocada definitiva, pues la faena también tuvo mucha importancia sobre todo por las exigencias que planteó el toro, un sobrero de Valdefresno. Después de esto Pinar va a contar, debe contar este año en las principales ferias.

Un dato que marca la feria es la poca afluencia de público. Mucho menos de lo habitual en los ciclos clásicos de la temporada madrileña, lo cual era un síntoma.

Para la deserción influiría el hecho de que nunca fue obligatorio renovar este abono para mantenerlo de cara al futuro, y por eso precisamente en los anteriores la empresa procuró que estuvieran siempre las figuras. En éste no fue así, y la gente se lo olía.

La feria, que ha incluido la Corrida de la Beneficencia, aunque fuera de abono, ha tenido su principal hándicap en el ganado. Ninguna corrida fue completa.

Mal "Los Bayones", Victoriano del Río y Antonio Bañuelos, aunque todavía hubo algún toro suelto de nota, como fue el caso de uno de "Los Bayones" que vino a tocarle a Matías Tejela, con el que no estuvo a la altura. El mismo panorama con otro de Bañuelos, también de calidad, en manos del confirmante Jairo Miguel.

Se cumplió el viejo adagio de que cuando hay toro no hay torero. Pero no vale volver la oración por pasiva, pues no todos los actuantes sintieron el verdadero compromiso de estar bien en plaza tan trascendente como Las Ventas. Ejemplo claro, el artista "Morante de la Puebla", vencido por el desánimo tanto o más que por los toros. En contraste, dos "legionarios", "Rafaelillo" y Diego Urdiales, también sin "material", lo intentaron por la vía del valor.

El maestro Juan Mora estuvo en los detalles de una torería añeja y con sello propio, lo que se valora aún más en tiempos de tanta mediocridad. "El Juli" dictó una lección de raza, ambición y responsabilidad, pero sin reconocimiento.

Víctor Puerto fue una sombra. "El Capea" quiso mucho pese a no tener toros, y en su actitud se vislumbraron notables progresos de técnica y seguridad.

En la aparentemente buena corrida de Javier Pérez-Tabernero, Antonio Ferrera fue sólo voluntad, que es como decir que pasó de puntillas, y Sergio Aguilar, muy serio, con muy buen concepto, sin embargo, pecó de cierta frialdad.

Miguel Abellán, el gran perjudicado por una fea cornada en la boca, no tuvo suerte con el toro que le hirió cuando le entraba a matar, que previamente había resultado muy deslucido.

"El Fandi" dio su habitual espectáculo en banderillas y poco más, sin resolver en un toro de "La Palmosilla" que mereció más que prisas. A Daniel Luque no se le valoró una faena muy digna con un toro que "no se dejó" del todo, y en el otro chocó contra un muro por la invalidez del astado.

El ciclo se cerró con la de rejones que nunca suele faltar, como habituales son los triunfalismos en este tipo de festejos. Pero hay que prescindir de esta última consideración para dejar claro que el triunfo de dos orejas -una en cada toro- y la consiguiente Puerta Grande de Diego Ventura, esta vez fue con todo merecimiento.

Muy bien Ventura, sobre todo en su primer toro, al que cuajó una faena que rozó la perfección, en tanto "se vació" de nuevo en el otro para amarrar la salida a hombros por la vía de la entrega y la pasión.

En este festejo de rejones Álvaro Montes cortó una oreja de muy distinto valor, apoyándose mucho en la heterodoxia. Y Andy Cartagena, con un lote a contra estilo, hizo un esfuerzo que no tuvo recompensa.

El "aniversario" no ha resultado lo que otras veces, con las figuras. También las expectativas, al conocerse los carteles, no iban muy allá. La Comunidad de Madrid, que tiene pendiente la redacción de un nuevo pliego, ha debido tomar nota.


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