miércoles, 14 de marzo de 2012

La quinta corrida de las Fallas


Anunciaba a tres de los toreros jóvenes que más dieron que hablar en la temporada 2011. Tras el último toro de hoy en Valencia, la sensación general es que el único que medio lo consiguió fue el malagueño Jiménez Fortes. Con el peor demostró un valor sereno al alcance de pocos y, sobre todo, dejó muestras de que le funciona la cabeza.

Especial.-


Con su primero, que se movió descompuesto, aprovechó el final de faena para arrimarse al astado. Los astifinos pitones del de Valdefresno le rozaron la taleguilla en varias ocasiones. Lo mató por arriba y se pidió una oreja que no fue concedida.
Con el grandullón y feo sexto, que manseó en exceso y buscó pronto las tablas, el diestro malagueño, tras brindar a El Soro, nunca renunció a la pelea, volviendo a mostrar su valor. El toro, ya muy aquerenciado, no ayudó nada a la hora de matar y Fortes pasó algún apuro con la espada.
El mejor toro de la desigual corrida de Valdefresno fue el segundo, que apuntó calidad en los quites de su matador, Silveti, y en la réplica de Fortes. El diestro mexicano inició su labor por estatuarios, corriendo después la mano despacio y con cierta soltura al natural.
Los remates por abajo tuvieron personalidad y sello propio y las bernadinas cambiando el viaje por la espalda pusieron a la gente a su favor, pero no estuvo certero con la espada.
Lo mejor de la actuación de Diego Silveti ante el manejable quinto fue el arrojo mostrado en el quite por gaoneras. Con la muleta, en una faena que brindó a su compatriota Eulalio López "Zotoluco", presente en el callejón, no llegó a acoplarse y todo se desinfló definitivamente cuando su antagonista acabó rajado. Volvió a marrar con los aceros.
No fue la tarde de Thomas Dufau, torero francés de corte clásico al que también hay que reprochar lo de descargar en exceso la suerte, incluso en el primer muletazo de cada tanda.
No pasó absolutamente nada ante el primero, noble pero falto de fuelle, ni con el deslucido cuarto, que lo arrolló de salida por fortuna sin consecuencias. Estuvo demasiado tiempo en la cara sin obtener rédito alguno.


Triunfo de Román y Conchi Ríos

La divisa de El Parralejo demostró que lo apuntado en esta misma plaza en la becerrada del año pasado no fue casualidad.



Dos novillos excelentes premiados con la vuelta al ruedo, dos muy manejables -el segundo, bravo de verdad en el caballo- y un primero que se lastimó pero apuntó buena condición, es un balance más que positivo porque, ante todo, embistieron.
Valencia encontró hoy a un torero. Román, de la tierra y forjado en su Escuela Taurina, firmó una aparición deslumbrante en el que era su primer paseíllo en el coso de la calle de Xàtiva.
A su primero, al que ya templó de salida a la verónica y en el quite por talaveranas rematado con una buena larga cordobesa, Román, que cumplía diecinueve años hoy mismo, lo toreó como los ángeles.
Enganchó la embestida delante y la vació atrás con un temple exquisito por los dos pitones. Se tiró a matarlo por arriba, donde dejó la estocada. El público pidió con fuerza la segunda oreja, pero el presidente sólo concedió una.
Román mantuvo la sonrisa, llegó al callejón y Simón Casas y Santiago López le estrecharon la mano. Son sus nuevos apoderados. En diez minutos, a Román le cambió la vida.
Con el sexto, que se movió con peor estilo que sus hermanos, Román estuvo valiente, pero dos inoportunos desarmes impidieron que terminara de tomar vuelo. Aún así se volcó sobre el morrillo en la suerte suprema, saliendo de la suerte encunado y con la taleguilla destrozada. De nuevo petición de oreja.
Conchi Ríos sorteó en primer lugar un novillo que apuntó buena condición pero que se lastimó durante la lidia. Con el cuarto, que embistió siempre por abajo con una clase excelente y para el que se llegó a pedir el indulto, se acopló en tandas cortas.
La novillero murciana trató siempre de hacer las cosas bien pero el trasteo no tuvo la entidad que requería su oponente. Cortó una oreja y "Brevito" recibió los honores de la vuelta al ruedo.
El madrileño Fernando Adrián anduvo sobrado con su lote. Mostró oficio, capacidad y ciertas dosis de valor. Al encastado segundo, al que recibió con faroles de rodillas en el tercio, y al mansito del quinto, les dio fiesta, pero el mal uso de los aceros le dejó sin premio.



Fernando Adrián, personalidad y valor

Fernando Adrián es un joven de veinte años que ha aprendido el oficio de torero en la Escuela Taurina de Arganda del Rey, un centro que económicamente subvenciona la Fundación Julián López "El Juli", cuya personalidad se supone también que ha podido ejercer influencia artística entre sus alumnos.


Algo se le ha pegado efectivamente del "Juli" a Adrián. Sin duda, las ganas y la ambición, la raza para combatir en todas las circunstancias.
El triunfo llega sólo si se busca con ahínco, pero es primordial tener las ideas muy claras. El valor nace en la seguridad misma, el control del miedo y la capacidad de superación. A partir de ahí, el mando y el poderío. Y si encima hay personalidad, figura a la vista.
Adrián quiere seguir los pasos del maestro y es posible que lo consiga. En sus dos astados toreó con muy buen aire. Tuvo poso y encanto su primera faena, y lució recursos y mucha suficiencia en la otra. La teoría, toda a la perfección.
Al novillo tercero, que manseó de salida, acertó a sacarle lo bueno que escondía, siempre encima, muy cruzado y llevándole por abajo. Lo mejor, lo fundamental a derechas y el final en las cercanías. Al sexto, un poco brutote, le bajó los humos antes de torearle a placer al natural. La gente quedó encantada con Adrián, por su concepto y dimensión.
López Simón cortó una oreja por una faena a más en el quinto cuyos mejores momentos se vivieron en las postrimerías. Torero de arrebato, no siempre acertó en los planteamientos, y en muchos momentos le pudieron las prisas. No obstante, le salvó la disposición. En su primero anduvo más superficial y pasó más desapercibido.

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