martes, 8 de enero de 2008

Toros / Colombia

Una tarde que paró el tiempo

Por Rodrigo Urrego B.
Especial para El País

Honores. César Rincón, tras cortar dos orejas, tuvo también una emotiva despedida de los ruedos ayer en Duitama, plaza que lleva su nombre. Foto: Rodrigo Urrego, Colprensa / El PaísCon triunfo, se despidió César Rincón.

Castella logró indulto. Pocas tardes se habían escuchado olés tan estruendosos como los que jalearon la última faena de César Rincón en Duitama. Y pocas tardes un público vivió una faena al borde de las lágrimas. Tras una aburrida primera parte, la lidia del cuarto tuvo como resultado un coctel emotivo.

Desde que César desplegó su capote para saludar al toro, había un ambiente de nostalgia en la plaza. Un cúmulo de sentimientos expresaban los aficionados, pues no sólo querían disfrutar del último brindis de Rincón, sino querían con sus gargantas detener el tiempo. Sobre todo en el último tercio, cuando César se alejó casi diez metros de su oponente y, desde esa distancia, adelantó la muleta para provocar su embestida.

El silencio se hizo un solo coro de emoción cuando el toro decidió arrancar seducido por la muleta. El torero lo esperó con firmeza y lo embarcó en su engaño con poderío, conduciéndolo con la mano muy abajo. Se desprendieron series de hasta seis muletazos del maestro que interpretaba una de sus grandes gestas. La gente sólo anhelaba que la faena de Rincón no tuviera fin.

Pero cuando tomó su espada para entrar a matar, algunas lágrimas se vieron en los tendidos. Llanto que se convirtió en emoción cuando el toro rodó en la arena. Luego hubo un nuevo sonoro regalo. Pues la última ovación que le tributó la afición de Duitama fue tan fuerte, como con la intención de que retumbara para siempre en los oídos y en el corazón del maestro, quien dio dos vueltas al ruedo.

La cumbre de Castella Y como la gente quería detener el tiempo, Castella los complació. Porque en el quinto capítulo de la tarde, su toreo detuvo todas las nociones, especialmente cuando condujo a ‘Juicioso’ (el segundo de su lote) con la muleta en la mano izquierda. Con los pies firmes en la mitad del ruedo, el torero francés interpretó una faena cumbre, quizás la mejor que le hayan visto en ruedos colombianos. 4 orejas se cortaron ayer en la corrida en la Plaza de Duitama.‘Juicioso’, el toro de Las Ventas, siempre respondió con nobleza y dulzura.

Castella no se detuvo en torearlo hasta que el presidente le concediera el indulto. La tarde merecía un redondo final. Y ese no era más que la salida a hombros de los tres toreros. Por eso Luis Bolívar entregó sus mejores argumentos para hacer parte del triunfal epílogo. Aunque el toro no tuvo entrega y humilló poco, se movió, y esa condición la aprovechó el joven colombiano para torear con calidad.

Sin embargo, la espada le jugó una mala pasada a Bolívar y se negó a entrar, algo que lamentaron los aficionados que en ese momento, y quizás durante las próximas horas, quisieran detener el tiempo y revivir tanta emoción, y conservar vivas las imágenes de una tarde imborrable, especialmente esa en que César Rincón, Sebastián Castella y Juan José Rincón, el hijo del maestro colombiano (que recibió las ovaciones en calidad de ganadero), atravesaban en hombros la puerta grande. En detalle El quinto toro, número 406, ‘Juicioso’ de nombre, fue indultado. Impecables lidias de Álex Benavídez y Curro Molina a segundo y quinto respectivamente. Buen puyazo de José Manuel Moreno al quinto. César Rincón también fue el ganadero de la corrida en Duitama, Boyacá. Ficha técnica Duitama, plaza de toros César Rincón Segunda de abono.

Lleno de “agotadas las localidades” Se lidiaron seis toros de Las Ventas del Espíritu Santo, muy desiguales de presentación y comportamiento. El quinto fue indultado, el cuarto tuvo transmisión y el sexto manejable.

Los primeros tres, flojos y deslucidos. Pesos: 470, 470, 470, 475, 480, 473 Kilos. César Rincón (celeste y oro): Silencio y dos orejas. Sebastián Castella (grana y oro): Silencio tras aviso y dos orejas simbólicas. Luis Bolívar (blanco y plata): Silencio y gran ovación

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