sábado, 21 de abril de 2012

Mundo de los Toros


Joselito:

 "Ya no tengo valor para volver
prefiero ser un grato recuerdo"

José Miguel Arroyo "Joselito" ya no tiene valor para volver al ruedo. En él se sintió libre y artista durante muchos años, y aunque ahora cree que podría ser un torero templado, reconoce que ha perdido su pasión  y prefiere por ello ser solo un grato recuerdo.

Especial
La Tauromaquia

La figura  venida al mundo ahora como en empresario reflexiona sobre la actualidad social y taurina y también recuerda una carrera que mereció la Medalla de Oro de las Bellas Artes en 2011, aspecto que detalla en su reciente libro "Joselito, el verdadero".

El matador, uno de los últimos representantes puros de la Escuela de Tauromaquia de Madrid, siente en ocasiones el "gusanillo" de la plaza, especialmente al ver el nombre de un compañero de promoción como fue "El Fundi" inscrito en el cartel de la Feria de Sevilla de 2012, donde regresa tras años de retiro.

Joselito descarta esta opción: "Ya no tengo valor para volver. Hace más de ocho años que lo dejé, por respeto a mí y por respeto al público. Prefiero que la gente guarde un grato recuerdo de mí".

"Ya no tengo 20 años. He ganado en temple y madurez, pero ya no tengo esa mirada. Si un chaval al que han hablado maravillas de mí va a la plaza, probablemente le defraudaré; prefiero que piense que soy un torero maravilloso", reconoce.

Además, al contrario de lo que sucedía en su infancia, los niños de ahora únicamente reconocen a los grandes deportistas, pero "no ponen cara a los toreros, no saben quiénes son", debido en parte a la poca difusión de su labor.

Lamenta, la "poca presencia" que tienen en los medios de comunicación no especializados la capitaliza la "prensa del corazón", que ofrece una imagen que "nada tiene que ver con la filosofía de vida de los toreros" y olvida los valores de la tauromaquia.

Para "Joselito", hasta la violencia del ruedo tiene su conexión con la vida. "Nacer es un acto violento y sangriento. Los toros representan los valores del esfuerzo y la dureza, y una sociedad sin valores se vuelve quebradiza".

Algunos de estos valores se tambalean a su juicio por la crisis actual, especialmente entre la juventud, acuciada por "un gran desánimo". "Antes teníamos una oportunidad, ahora los números uno de sus promociones tienen que irse al extranjero", lamenta.

En su opinión, también se tambalea la monarquía, una institución que no comprende porque no ha sido elegida por los ciudadanos: "Ahora la sociedad es diferente, deberíamos tener la capacidad de decidir si queremos tener rey; no se pueden mantener los privilegios por nacimiento".

Tampoco entiende la prohibición de Cataluña, "un tema político y no de toros", critica quien considera que esta medida "no casa" con la idea de una España democrática.

El diestro madrileño recuerda con satisfacción sus veinticuatro años en los ruedos, donde se sentía "libre" porque podía realizar sus "sueños" y materializar su creatividad compenetrándose con el toro, "llegando incluso a disfrutar del miedo".


Cortó cuatro orejas

Manzanares abre la Puerta del Príncipe

José María Manzanares cortó cuatro orejas después de una tarde pletórica y abrió la Puerta del Príncipe en la novena de abono celebrada en la Maestranza.

Redacción.-
La Tauromaquia

Se lidiaron seis toros de Garcigrande aunque cuarto y quinto estuvieron marcados con el hierro filial de Toros de Cortés. El encierro, de ajustada pero bonita presentación, fue noble en líneas generales aunque a la mayoría de las reses le fallaron un punto las fuerzas.

El romance de Manzanares con la plaza de Sevilla no tiene parangón. El alicantino volvió a hacerse dueño de la plaza en una actuación pletórica que le sirvió para sumar una nueva Puerta del Príncipe en medio del delirio del público de la Maestranza, que le premió con cuatro orejas después de una actuación reveladora en la que el torero mostró nuevos registros artísticos y técnicos.

Hubo belleza y cerebro desde que se abrió de capa con el segundo de la tarde, un animal noble y no exento de clase al que acarició con un par de verónicas y dos preciosistas chicuelinas que pusieron a todo el mundo alerta.

Pero el torero sabía que había que administrar las fuerzas y la clase del animal, que también mostró su bondad en los delantales que le enjaretó Alejandro Talavante en su turno de quites. Lo que vino después fue un tratado enciclopédico de buen torear: en los templados y medidos inicios por naturales primero y en el toreo en redondo que vino después en creciente intensidad.

Las trincheras, los remates plenos de imaginación y los cambios de mano sirvieron de sedosos nexos entre unas series y otras a la vez que el público se iba enardeciendo con una faena que marcó su cumbre en una postrera serie diestra rematada con un estoconazo en la suerte de recibir que terminó de desatar todos los entusiasmos: la Puerta del Príncipe quedaba entreabierta.

Pero Manzanares no quería conformarse y volvió a emplear sobre el albero todo el potencial técnico que atesora en una faena que contó a favor con la exacta medida de los tiempos para evitar que el toro, un pelín rajado, claudicara en su gran faena a la que precedió la excelsa lidia de Curro Javier y la maestría con los palos de Juan José Trujillo y Luis Blázquez.

Una vez más, la faena se inició al natural en medio de un clima de calma contagiado por el torero que marcó otras cumbres toreando sobre ambas manos. Ya no cabían dudas, el diestro alicantino forzó la suerte de recibir a pesar del escaso gas del toro para cortar dos nuevas orejas que le abrían la puerta de la gloria.

Otro trofeo se llevaría el diestro extremeño Alejandro Talavante gracias a una templada y entonada faena cuajada sobre la mano derecha en la que pesó como una losa la cumbre vivida en el toro anterior. Pero Talavante no se amilanó y se empleó en una labor segura, también imaginativa, en la que el toro no le permitió las últimas innovaciones en su tauromaquia basadas en el toreo mexicano.

Volvió a brillar con el sexto, otro toro de buenas intenciones al que no le sobraban las fuerzas con el que se empleó en un largo trasteo que podría haber puesto en sus manos otra oreja si la espada hubiera entrado al primer viaje.

Pero la tarde se había iniciado con la impresionante ovación que le dedicó el público sevillano al diestro Juan José Padilla en su vuelta a la plaza de la Maestranza después de su gravísimo percance del pasado mes de octubre en Zaragoza.

Padilla, que se mostró sobrio y clásico, destacó en el manejo del capote y, sobre todo, en dos soberbios tercios de banderillas en los que supo lucir mucho a sus toros. Pudo templarse a media altura toreando al tercero aunque apenas tuvo enemigo con el sexto, que se aplomó por completo.

Resumen

Juan José Padilla, de cautivo y oro con cabos negros. Pinchazo y estocada (ovación). Estocada (ovación).

José María Manzanares, de berenjena y oro, estocada recibiendo (dos orejas). Estocada recibiendo. (Dos orejas).

Alejandro Talavante, de verde manzana y oro. Estocada (oreja). Pinchazo y estocada (ovación).

La plaza se llenó hasta la bandera en tarde agradable y primaveral. Destacó la cuadrilla al completo de José María Manzanares, que saludó junto a su matador al culminar la lidia de quinto de la tarde.


Fandiño y Jiménez Fortes


Iván Fandiño y Jiménez Fortes han puesto todo de su parte para sobreponerse a la invalidez de los toros en la octava de la Feria de Abril de Sevilla celebrada esta tarde en la Maestranza.



Se lidiaron cinco toros de El Ventorillo, el cuarto como sobrero, aceptablemente presentados. Primero y cuarto compartieron brusquedades y movilidad. El segundo fue corto de viajes y aplomado; noble pero muy flojo el quinto. El sexto fue un sobrero de Montealto que acabó rompiendo algo descompuesto en la muleta.

Decepcionó por completo el encierro de El Ventorillo, una ganadería que en temporadas anteriores ofrecía las suficientes garantías para los espadas. Pero, visto lo visto, parece que las principales figuras le han dado la espalda a este hierro que hoy compareció en la plaza de la Maestranza en un cartel de tintes esperanzadores pero aún modestos.

Torear, lo que se dice torear en el sentido más clásico del verbo, lo hizo el vasco Iván Fandiño, un sólido diestro en trance de lanzamiento definitivo al que se le vio muy dispuesto desde que se asomó al ruedo para recibir al segundo con un bello y terso ramillete de verónicas que revelaron la calidad que atesora.

Con la muleta fue otro cantar aunque el diestro de Orduña se fajó con él por el pitón izquierdo queriéndolo llevar siempre muy hacia adentro pero el toro de El Ventorillo se quedaba demasiado corto. Fandiño se puso siempre de verdad por ambos pitones pero el toro se acabó aplomando y no quedó más remedio que matarlo con prontitud.

Volvió a salir muy mentalizado para aprovechar al quinto de la tarde un animal con fondo de nobleza pero muy escaso de fuerzas que fue muy protestado en los primeros tercios. El diestro vasco lo pasó en varias series diestras dichas muy para adentro y en redondo, perfectamente bien planteadas.

Quizá erró tácticamente Fandiño descubriendo demasiado tarde el buen fondo del pitón izquierdo del toro pero a esas alturas cabía muy poco que hacer y la tarde empezaba a enfilar el despeñadero definitivo.

En cualquier caso, sí hay que salvar y destacar el valor seco y la entrega consciente del joven matador malagueño Saúl Jiménez Fortes, que confirmó en la plaza de la Maestranza que las buenas sensaciones que había dejado en este mismo ruedo en su etapa como novillero no era ningún espejismo.

Fortes se fajó de verdad con el tercero del frío festejo, un toro manso que amagó siempre con rajarse y al que enjaretó un toreo de cercanías y un angustioso arrimón que certificó sus ganas de ser.

Estuvo más a gusto con el sexto, un sobrero de Montealto que manseó de salida pero rompió hacia delante en la muleta. Jiménez Fortes volvió a mostrarse firme como un roble aunque quizá un punto desacoplado en las mejores arrancadas de su enemigo, que con sus defectos, se abría en los embroques.

Pero no importó porque el malagueño apretó el acelerador a fondo acortando las distancias y abusando un punto del metraje en un epílogo de faena dictado entre los pitones que puso a todo el público de acuerdo.

No respondió a lo mucho que se cuenta de él el riojano y ya veterano Diego Urdiales, que apenas se decidió a meter mano al brusco primero y mostró demasiadas inseguridades con el sobrero de El Ventorrillo que hizo cuarto. Ese toro tenía una descompuesta movilidad que exigía seguridad y mayor apuesta.

Resumen

Diego Urdiales, de mostaza y oro con cabos negros. Estocada corta y descabello (silencio). Estocada (silencio tras aviso).

Iván Fandiño, de esmeralda y oro. Estocada (silencio). Estocada. (Ovación tras aviso).

Jiménez Fortes, de azul real y oro. Pinchazo, media estocada y dos descabellos (silencio tras aviso). Estocada y dos descabellos (ovación).

La plaza registró menos de media entrada en tarde entoldada y progresivamente gélida. Destacó el picador Tito Sandoval.


Ángel Teruel evoluciona bien


El torero Ángel Teruel, herido en la cara el pasado día 8 en la plaza francesa de Arles , Francia, evoluciona bien a pesar de que sigue con parálisis facial y desde el domingo último tiene problemas de visión.

Aún así, y también pese a la advertencia del facultativo de que "le quedan dos o tres meses para la recuperación total", la intención del joven diestro madrileño es torear el 15 de mayo en la Feria de San Isidro, en la corrida que sería de la confirmación de su alternativa.

Tras la revisión oftalmológica que ha pasado hoy Teruel, la clínica Menorca de Madrid, donde está ingresado desde el lunes, ha emitido un parte en el que indica que el diestro presenta "una parálisis facial del lado derecho que le impide el cierre palpebral completo en dicho ojo, lo cual provoca una epiteliopatía corneal inferior, sensación de cuerpo extraño y lacrimeo".

Se añade que "es previsible que con la mejoría de su parálisis facial, que probablemente tarde unos meses, mejore el cuadro clínico del paciente" y anuncia la próxima revisión de "la integridad de la vía lacrimal de dicho ojo".

Teruel estuvo dos días en un hospital de Nimes, donde fue operado en primera instancia, y de allí viajó a Madrid para pasar una noche en dicho centro antes de trasladarse a su domicilio una vez que los médicos dieron por bueno el tratamiento que venía siguiendo.

El diestro tuvo que regresar a la clínica el lunes, desde cuando sigue ingresado, por los problemas de visión en su ojo derecho.

El daño que sufre el joven torero madrileño es muscular y vascular de la estructura blanda que va desde la comisura bucal derecha y atraviesa toda la parte mediofacial profunda hasta el arco zigomático, muy cercano a la fosa orbital.

La lesión del nervio facial, "que no está roto sino contundido", según los doctores, es causada por una elongación, lo que provoca la parálisis traumática de la parte derecha de su rostro.

Sigue un tratamiento con antiinflamatorios, antibióticos y analgésicos, además de curas diarias a base de drenajes linfáticos, y un reposo absoluto para acelerar la mejoría en el derrame interno del ojo dañado.





Muere Fernando Traversari

El torero ecuatoriano Fernando Traversari "El Pando" falleció a los 80 años de edad, tras padecer un cáncer prostático, informaron fuentes cercanas a la familia del diestro.

El Pando hizo su campaña de torero junto a otros grandes de su época como los españoles Cayetano Ordóñez y Bartolomé Jiménez Torres.

Asimismo, se forjó junto a los ecuatorianos Manolo Cadena Torre, Enrique Veno, Jerónimo Pimentel y Alfredo Leal, con los que levantó el entusiasmo por la fiesta brava en la capital ecuatoriana y por la la construcción de la Plaza Monumental Quito.
El sepelio de Traversari se efectuará hoy mismo, según precisaron sus allegados.

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