martes, 5 de julio de 2011




La entrega de los novilleros

se quedó sin premio

Tanto por sus fallos con la espada como por la negativa del presidente a conceder trofeos, la entregada actuación de los tres novilleros se quedó sin premio tangible en el festejo que abrió los Sanfermines del 2011.

Sin recompensa pero con el crédito al alza se fueron de Pamplona los novilleros que abrieron hoy los Sanfermines ante un encierro de El Parralejo que no respondió en la misma medida a la sinceridad con que sus matadores les plantearon las faenas.

La ganadería onubense, de sangre Domecq y que lidiaba su segundo festejo con picadores, debutó en Pamplona precedida de un gran éxito en la pasada feria de Castellón.

Pero hoy salió cruz al echar la moneda, porque no logró repetirlo en Pamplona a pesar del empeño que pusieron ante ellos los novilleros, que no regatearon esfuerzos y que incluso llegaron a competir en quites con una ilusionante actitud.

De entre la terna, destacó sobre todo la pareja formada por el malagueño Jiménez Fortes y el mexicano Sergio Flores, que demostraron también en Pamplona por qué concitan la atención de los buenos aficionados.

Fortes hizo un despliegue de firmeza, valor y autenticidad ante un lote muy poco agradecido, ya desde que recibió a sus dos novillos de capote moviendo los vuelos de la tela con temple y hondura. Con la muleta consintió sin un alarde ni un guiño a la galería a un primero noblote pero que no remataba las embestidas en una faena que el presidente no quiso premiar con oreja a pesar de la petición mayoritaria del público.

El cuarto, un jabonero de gran alzada, nunca descolgó su cuello para embestir, sino que atacó a saltos y cabezazos que en ningún momento lograron tocar el trapo que manejó el malagueño con gran quietud y destreza, incluso a costa de ser arrollado muy violentamente por el animal.

Similares planteamientos aplicó Sergio Flores con sus dos utreros, aunque el segundo de la tarde, sin gran calidad, fue el más manejable del encierro hasta que se paró, que fue pronto. Flores le toreó con gusto y sobriedad sin llegar demasiado al tendido.

En cambio, consiguió que su firmeza de plantas sobre la arena brillara más con el quinto, reservón y de corto viaje, al que metió en vereda a base de consentirle dudas con gran seguridad, y siempre con idéntica naturalidad y elegancia. Varios pinchazos dejaron sin oreja la labor más meritoria de la tarde.

El madrileño Alberto López Simón también puso todo de su parte, aunque sobre la base de un toreo más bullidor y populista en el que abundaron los muletazos de rodillas y cierto efectismo.

Le faltó concretar más su faena al tercero, un novillo rajado y de querencia a tablas, mientras que su labor con el que cerraba festejo fue de más a menos.

Desde un deslumbrante inicio de faena con las dos rodillas en tierra en los medios de la plaza a un final también de hinojos, pero menos auténtico, que fue el epílogo de un muleteo insistente aunque con cierta brusquedad con el que no logró aplacar la áspera movilidad del ejemplar de El Parralejo.

Ficha del festejo:

Seis novillos del El Parralejo, de desigual volumen y hechuras y de comportamiento manejable pero desrazados en su conjunto, con movilidad pero sin entrega en las suertes.

Jiménez Fortes: estocada (vuelta al ruedo tras petición); estocada trasera (ovación).

Sergio Flores: dos pinchazos y media desprendida (silencio tras aviso); tres pinchazos y estocada caída (ovación).

López Simón: estocada delantera y descabello (vuelta al ruedo); cuatro pinchazos y estocada (silencio tras aviso).

La plaza se llenó en dos tercios de su aforo.




















El novillero malagueño Jiménez Fortes es corneado por primer novillo al intentar un pase con la muleta, durante la primera de abono de la Feria del Toro de San Fermín, en Pamplona

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